Marqués de Velilla, corazón de Ribera
Marqués de Velilla se asienta sobre tierras recias y fuertes cercanas al río Duero, que junto al clima, a veces extremo, producen unos vinos rotundos y complejos, con carácter y personalidad inconfundibles.
De entre las viñas, pinos, encinas y enebros del terreno, sobresale majestuoso el viejo Doncel de Mataperras, un centenario pino que ha sobrevivido a siglos de historia, convertido ahora en símbolo de nuestra bodega.
Terruño con identidad propia
Nuestra filosofía de viticultura se basa en el respeto a la identidad y personalidad de los suelos y en el uso de productos respetuosos con la tierra, reconocidos y aprobados en la cultura biológica.
A través de una profunda investigación de nuestras 183 hectáreas, de la climatología, la alimentación hídrica y el ciclo vegetativo de las viñas hemos clasificado 18 tipos de terruños distintos con los que trabajamos de forma dinámica. En ellos hay plantadas distintas variedades teniendo en cuenta sus características y adaptación con un total de 88% de Tinta del País, 8 % de Cabernet Sauvignon y 4% de Merlot y Malbec.
El estudio también ha revelado que nuestros suelos se componen principalmente de arcilla, gravas, arenas y caliza, lo que produce vinos que sobresalen por la potencia que les confiere la arcilla, mientras que las gravas y arenas les proporcionan una delicada fineza, y la caliza hace que sean caldos profundos, muy ricos en matices.
Selección y observación
En Marqués de Velilla pasamos mucho tiempo observando el campo, su comportamiento y evolución, y cada dos semanas realizamos exhaustivos análisis y catas de las uvas.
Antes de la vendimia, el viñedo se prepara con el objetivo de conseguir una producción máxima de 4.000 kg. por hectárea, lo que mejora sustancialemente la calidad de la fruta, esencia de nuestros caldos.
Dependiendo de la climatología, a principios de octubre tiene lugar la vendimia, realizada de forma manual tras una selección previa de las uvas en el viñedo. Para asegurarnos su recepción en condiciones óptimas, las diferentes partidas se trasladan de la viña a la bodega en pequeñas cantidades, lo que también se ve favorecido por la escasa distancia que las separa.